"El rapto de las sabinas" (1799) es una de las obras más famosas de Jacques-Louis David. En ella olvida la frase que pronunció en 1774 cuando, tras ganar el premio de Roma con su obra "Erístrato descubre la enfermedad de Antíoco", exclamó: "lo antiguo no me seduce, carece de brío y no me conmueve". Si nos detenemos en la pintura, los valores sensoriales que transmite son evidentes.