Pasión desapasionada

Todos los años cuando comienza la primavera llego a idénticas reflexiones con idénticos antecedentes. Si la "semana de pasión", especialmente en Andalucía, atrae tanto a todos, ¿cómo es que a mi lo único que me provoca es desinterés y cansancio (por aquello de todos los años lo mismo)?. Cuando veo esas masas enfervorecidas, a lo que naturalmente ayuda el clima y las cervezas, en esos éxtasis postridentinos me entran ganas de salir corriendo. Si eso es el exterior, lo que se vé en la calle, no hablemos del interior de esos grupos de cofrades, aburridos, sin más luz que la del día -si es que hace sol- y con ese cotilleo perpetuo, pensando que lo suyo es lo mejor del mundo. Estos espectáculos callejeros, más propios de la psiquiatría que de la antropología, son como las películas de Hollywood: un par de actores buenos -en este caso un par de buenas esculturas con bastantes secundones-, una moralina que espanta y a Don Benedicto frotándose las manos de puro placer por aquello de aumentar la clientela. Premisa: como siga con este tipo de comentarios, mi blog lo leerán uno o ninguno. Conclusión: mejor así, pocos y elegidos.